¿Quiénes Son las Benitas Almas Del Purgatorio?
Las Benitas Almas son aquellas personas que mueren en la amistad de Dios y van rumbo al cielo. Aunque su salvación eterna esta asegurada, aún no son perfectas y requieren purificación en el Purgatorio antes de entrar en el cielo donde nada imperfecto puede entrar. [1]
Las Benitas Almas Necesitan Nuestra Ayuda
Las Benditas Almas necesitan de nuestra ayuda porque están sufriendo y no pueden orar por sí mismas. Están completamente a la merced de las oraciones de todos los demás en la tierra. [2]
Las Benitas Almas Pueden Ayudarnos
Una vez que una Bendita Alma, a la que ayudaste a salir del Purgatorio, llega al Cielo te devolverá el favor orando por ti.
Sobre El Purgatorio
El purgatorio (en latín, “purgare”, limpiar, purificar) de acuerdo con la enseñanza católica es una condición de castigo temporal para aquellos que, partiendo de esta vida en la gracia de Dios, no están enteramente libres de faltas veniales, o no han pagado la satisfacción debida por sus transgresiones. [3]
Referencias
- ^ Catecismo de la Iglesia Católica #1030
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. - ^ Catecismo de la Iglesia Católica #1032
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: «Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado» (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:
«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilia 41, 5). - ^ Catecismo de la Iglesia Católica #1030
La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:
«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).